Incluso una tarea tan trivial para un programador como reservar un área de memoria para una cadena de texto y luego convertir el texto a mayúsculas puede originar que un puntero se salga de sus casillas. Culpable de ello podría haber sido la letra del alfabeto alemán "ß" (eszett).
La "ß" es para el alemán, lo que la "ñ" para el español: una seña de identidad, un pequeño lujo que se permiten las lenguas de vez en cuando. Elegante y práctica a la vez, pero condenada a ser inevitablemente confundida por el resto del mundo, la eszett no tiene ningún parentesco con la "B" o con la beta griega. Como también destinadas al malentendido, por cierto, las puntuaciones invertidas españolas: La señora Tempora Mores relataba divertida una vez como un principiante en su cursillo de español leyó "iola" al ver "¡hola!" escrito en el libro de ejercicios. Pero estoy divagando.
Culpable de que un puntero produzca una violación de acceso, decía, porque al convertir "ß" a mayúsculas transmuta a "SS" y dobla con ello su longitud. Un caso único.
El conserje de la oficina no proviene del mundillo de la informática y por tanto no está constreñido por corsés digitales, así que se pregunta uno qué mosca le ha picado cuando ha escrito hoy este cartel con una minúscula despistada:

A lo mejor estaba abogando por la inclusión de un nuevo símbolo eszett mayúscula en el estándar Unicode (como otros ya hubieran intentado sin éxito en el pasado). O se solidarizaba con las restricciones de mis buffers. No sé. Hay bedeles y bedeles.
Lo de las mayúsculas y minúsculas en alemán es, en cualquier caso, un poco alienante para el no iniciado. Primero: todos los sustantivos se escriben con mayúscula inicial, tanto si son nombres propios como si no. Por ejemplo
Der Dativ ist dem Genitiv sein Tod
que no es una oración gramaticalmente correcta, pero título de
un libro muy instructivo. No sólo los sustantivos, sino también los pronombres
Du (tú)
Sie (usted)
y sus formas declinadas se escriben a menudo en mayúscula como muestra de respeto. En un paraje textual donde todos los nombres se escriben con letra versal, el Nombre de los Nombres se lleva una porción extra, o por lo menos así se ve aún en ejemplares antiguos de la Biblia:
GOtt
HErr
Pero mayúsculas pueden aparecer también de repente en el medio de una palabra. A la cabeza de estos casos va el famoso plural masculino-femenino, imprescindible en el mundo de lo políticamente correcto y de la lucha contra discriminaciones. En este mundo, la "I" de
MitarbeiterInnen
no es mayúscula por ser especialmente importante, sino todo lo contrario: no tiene valor de género y actúa como comodín, significando el vocablo al mismo tiempo "trabajadores" y "trabajadoras". Comodidad, para los que no lo son.
Por último, en el alemán, donde es posible construir nuevas palabras añadiendo sin fin sustantivos en aposición (véase
Donaudampfschifffahrtgesellschaftskapitän, con esa preciosa triple "f" en posición prominente), los acrónimos están a la orden del día. Estos suelen respetar la ortografía original de los sustantivos que los componen, así que por ejemplo la
GVBüKoAbgV
será
Verordnung zur Abgeltung der Bürokosten der Gerichtsvollzieherinnen und Gerichtsvollzieher. La GVBüKoAbgV no está en el diccionario, pero merecería estar en un museo de raridades lingüísticas.