domingo, marzo 18, 2012

Otro gallo nos cantaría si habláramos alemán

En un interestante blog de socioeconomía (þ Mr Nakamura) se listan las seis posibles opciones que tiene España para salir de la crisis: 1) Dejar caer a los bancos, 2) reducir el tamaño de la Administración, 3) reducir el estado del bienestar, 4) imprimir dinero/monetizar la deuda, 5) suspensión de pagos y/o salida del euro, y 6) deus ex machina. Yo, que no tengo ni chapa de economía pero que me gustan los temas de lingüística, os voy a dar una opción más: 7) cambiar el idioma nacional al alemán.

La idea le viene a uno de manera natural después de leer el trabajo (todavía sin publicar) de Keith Chen, Profesor asociado de Economía en la Yale School of Management, titulado "The Effect of Language on Economic Behavior: Evidence from Savings Rates, Health Behaviors, and Retirement Assets" (El efecto del lenguaje en el comportamiento económico: pruebas a partir de cuotas de ahorro, comportamientos sanitarios y activos de jubilación). De modo bastante resumido lo que hace Keith Chen es postular que existen dos tipos de lenguajes: los que en general requieren que afirmaciones sobre el futuro tengan un marcador gramatical (p. ej. con el verbo en tiempo futuro) y los que no (y pueden usar para ello el verbo en presente). A la primera categoría pertenecería, por ejemplo, el español ("Mañana hará frío"), mientras que a la segunda el finlandés ("Huomenna on kylmää") o el alemán ("Morgen ist es kalt"). Keith Chen continúa luego con la whorfiana hipótesis de que los hablantes de esos lenguajes que usan la forma presente para afirmaciones sobre el futuro tienden por ello a considerar el futuro algo más "cercano" y toman así más a menudo decisiones que no se recompensan inmediatamente sino a medio o largo plazo. Así que tienden tanto a hacer más deporte como a fumar menos, y por supuesto a vivir dentro de sus posibilidades, ahorrar más y prepararse para la jubilación. La hipótesis va avalada luego con fórmulas (algo más "cualitativas" que "cuantitativas" para mi gusto), índices de correlación, y muchos datos de la OECD.

Bueno, pues ya lo sabéis, otro gallo cantaría si usáramos en España un idioma más "saludable", estaríamos menos obesos, habría menos cáncer de pulmón y los pensionistas tendrían más dinero en la CAM, que no habría debido ser nacionalizada. Para criticar la línea de trabajo de Chen ya están Pullum y Liberman de Language Log, y yo tengo poco que añadir, excepto mencionar que me extraña la clasificación del español como lenguaje que no permite conjugar el verbo en presente para afirmaciones sobre el futuro (incluso si no tienen componente intencional): por ejemplo, "con el mal tiempo que ha hecho hoy, mañana llueve otra vez seguro".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Touché!

/KND

Heredia dijo...

Muy bueno!