"¡Tengo ganas de que lleguen la primavera y la Pascua!"

"¡A pesar de mi sonrisa forzada, a mí también me gusta la Pascua!"

"Un conejo que me triplica en tamaño me parece anti-natura."

"¿Y éste conejo miniatura nos va a traer regalos? No sé yo..."

El Sábado Santo nos fuimos a visitar el museo
Senckenberg de historia natural en Frankfurt. La pequeña K estuvo dormida en los momentos más cargados de adrenalina del recorrido.

Y recordemos que en cualquier ocasión le puede salir a Marcos su vena de payaso. Sus hijos ya han aprendido a seguirle la corriente para no avergonzarlo en público.

Y el conejo, al día siguiente, cumple: toma casita (mejor, casona) de juguete que me plantó el lepórido en el medio del despacho. Como dice Luis: "Cuando nosotros éramos nanos, no había de estas cosas..."

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