Días de cerveza y amapolas

La semana pasada estuvo media familia española de visita en Usingen para conocer a la nueva estrella del Valencia F.C., que todavía usa chupete.
La puntita es lo que mejor sabe...
Diana quiere tener la postura perfecta para la cámara aunque la comodidad de Johann se resienta con ello.
La yaya Amparo no suelta al peque.
Cerca de Frankfurt está la abadía de Eberbach (Eber = jabalí, Bach = arroyo), donde se rodaron los interiores de El Nombre de la Rosa. Alex quería visitarla a toda costa.
Pareja de tortolitos en el palacio de Johannisberg a orillas del Rin.
"Estos botellines de cervecita de medio litro tienen el tamaño ideal. Sí señor... ¡hics!"
"Y ahora os voy a separar las aguas del mar Rojo."
"¿Las amapolas de decoración de la mesa también se comen?" Christian contempla escéptico.
"Tu tío está locuelo", piensa Uli. Pero la yaya Amparo la sujeta para que no se escape.
Visitar un trineo de verano es volver a sentirse crío por un momento. Mi hermano y yo hemos decidido que vamos a montar uno en Valencia (posiblemente en la montaña de La Patá en El Puig) cuando tengamos suficiente capital inicial. Bego se disfrazará de Fernando Alonso y firmará autógrafos a la entrada.
¿Victoria de qué, chiquitas? Si mordisteis el polvo...
Ahí donde la veis, en cambio, Uli es un diablo sobre ruedas.
La subida es la parte más aburrida del trayecto.
El vídeo de dos minutos de descenso despendolado que grabó mi hermano espero tenerlo en breve aquí para que admiréis un flagrante caso de imprudencia temeraria.
Christian se lía la manta a la cabeza y se une al cachondeo.
Incluso convencimos a mi madre para que se subiera. Detrás, Alex se juega el tipo una vez más poniéndose de pie sobre el trineo.
En fin, los tres hermanos van un poco doblados por la vida.

"El futuro no me asusta."

Johann se despide de tío Alex y tía Diana hasta que se vuelvan a ver en Diciembre.
Cuerpos cansados, caras largas y cámaras torcidas a la hora de coger el avión de vuelta a casa.