Cuenta todos los huevos y gana un premio

El artista nos impresiona en estas fechas con un collage pascual de tipo ergódico, que requiere un esfuerzo extranoemático para poder ser aprehendido en esencia. Trazos que forman bucles infinitos y que capturan vertiginosamente al espectador, pero que al mismo tiempo son una alegoría religiosa de vida, muerte y resurrección. Con un guiño delicioso y sutil los trazos negros evocan el ocho ubicuo, es decir, las hamburgesas y lo perecedero de la carne, presentando un atrevido contrapunto el repetido icono del huevo de colores: el origen de las especies. El conejo de rasgos hieráticos es un mensajero y a la vez un guía. Sólo las mariposas ésas no acabo de entenderlas muy bien.

Por cierto, ya está decidido: a partir de la semana que viene, al parvulario del bosque.