Va por ti, Genaro

Enciendo la tele con la intención de ver el Telediario Segunda Edición y a mi encuentro sólo viene el fútbol. Noticia: hemos ganado la Eurocopa y estamos celebrándolo en Madrid. Los jugadores de la selección, subidos a un entarimado, brincan y agitan sus brazos al ritmo de pachanga. Hay público hasta donde alcanza la vista.

Entonces, un toque melodramático, un gesto simbólico nos anuncian: nuestros jugadores quieren dedicar su éxito. Todos en fila desenrollan y sostienen delante de ellos una pancarta en la que se lee "Va por ti, Genaro" y se ve la foto del médico de la selección, que al parecer falleció en el pasado mes de Mayo. Un momento conmovedor. Y acto seguido el animador del evento cambia la música, y al ritmo de un Kalinka maquinero, que las masas empiezan a corear como "yo soy español, español, español" y que a juicio del DJ es ideal para una reflexión sobre la transitoriedad de la unión alma/cuerpo, el pobre Genaro sufre ahora la mayor afrenta que jamás sufrió en vida. Un jugador suelta la pancarta y se pone a bailar. Otros jugadores se contagian. La pancarta se arruga, cae al suelo. Se sigue bailando, se tropieza. Y ahí lo tenemos: un grupo de más de veinte personas, borrachas de triunfo, empieza a pisotear encima de un entarimado la imagen de Genaro en directo por TV. A limpiarse públicamente los zapatos sucios de barro en su cara.

La próxima vez, más cuidadito con los gestos simbólicos.