miércoles, octubre 20, 2010

Economía del sacrificio

¿Tienes un calentador de agua en casa? ¿Sí? Las paredes del tanque de agua se están oxidando. Probablemente sean de acero o de cinc y el oxígeno disuelto en el agua esté corroyendo el metal en estos mismos momentos. Quizá las paredes estén esmaltadas, pero esto no es protección suficiente, y si no haces algo YA, el calentador estará para tirar en unos años.

¿Te estoy asustando, verdad? Conozco los síntomas: primero una sensación de vacío en el estómago, y si no reaccionas a tiempo, un pánico irracional acaba inundando tu cuerpo. Pero para acabar con el miedo la solución está a mano y tiene forma de barra. Cuando las neuronas no rigen, algunos echan mano a la barra equivocada; yo me refiero a una de éstas:



Esta barra de magnesio se instala en el interior del tanque de agua y funciona como un ánodo de sacrificio: La barra está en contacto con la pared del tanque (que funciona como cátodo) y le cede electrones; ésos son los electrones que en la superficie del acero se combinarán con el oxígeno disuelto en el agua formando aniones hidroxilos. El magnesio se ha "sacrificado" por el acero, y el proceso continúa hasta que la barra está completamente corroída y entonces hay que cambiarla, porque si no lo haces, será el acero el que comience a oxidarse.

¿Hasta aquí todo claro? Espero que sí, porque ahora es cuando vienen las matemáticas y joden el invento: 200,81€ me ha costado cambiar el ánodo de sacrificio. El precio incluye mano de obra, costes de desplazamiento, la barra y un poco de grasa de silicona. No hay que subestimar la doble función de la grasa de silicona: por una parte facilita la introducción de la barra en el tanque y por otra lubrica mentalmente la llegada de la factura. ¿Oye, y cuánto costaría el mismo calentador nuevo? El primer resultado en Google dice que menos de 700 euros (¡y el calentador nuevo viene ya con un ánodo montado!).

Ahora hagamos cuentas: a primera vista parece que el cuarto ánodo de repuesto sobrepasa el valor del calentador completo. Pero la instalación de un nuevo calentador completo también costaría dinero: pongamos en total unos 1000€ con desplazamiento, mano de obra y material (más de mil euros no estaría dispuesto a pagar, porque si fuera a costar más, lo montaría yo mismo). Continuemos calculando: La vida media de un ánodo de sacrificio no está escrita en ningún sitio, pues depende de su material y tamaño, del volumen del tanque que protege y de las características del agua. Es por eso hay que controlar el estado del ánodo periodicamente. En las instrucciones de montaje del aparato mi fabricante sugiere un cambio del ánodo cada dos años (o cuando fluyan menos de 0,1 mA de ánodo a masa). Tomando esos dos años como referencia, con el dinero invertido en mantenimiento al cabo de diez años podría comprarme el mismo calentador nuevo (suponiendo que el modelo todavía esté disponible). Los efectos de la inflación los voy a despreciar suponiendo que los precios de los calentadores suben a la par con los del mantenimiento. También hay otros aspectos que se podrían tener en cuenta en el balance, p.ej. en Alemania el 20% del valor de la mano de obra en facturas dedicadas al mantenimiento/renovación de la casa propia se puede desgravar del IRPF, pero he hecho cuentas y esto no cambia significativamente los números.

A lo que iba: diez años. Resulta que si el ánodo de sacrificio inicial y a continuación las paredes del calentador sobreviven sin mantenimiento la corrosión durante diez años, o bien estoy subvencionando la industria china de obtención de magnesio, o bien haciendo el bobo, según se vea. Tengo una sensación extraña en el estómago, y no es miedo. Es la sensación de ser un pardillo.

1 comentario:

Chetoo dijo...

Cojones :)