viernes, septiembre 16, 2005

Mr Jones


Anteayer recibía una carta de la compañía que opera mi tarjeta de crédito avisándome de una carga sospechosa en mi cuenta por valor de dos centavos de dólar desde los EEUU. Por teléfono me confirmaron que disponen de programas automatizados de análisis de movimientos que tratan de encontrar entradas anormales en las facturas de sus clientes, bien por ser cantidades insólitas, o por ocurrir en el mismo día en lugares alejados del mundo o simplemente porque no se ajustan al perfil del usuario.

Por suerte anulamos la tarjeta a tiempo: los dos centavos son sólo la técnica habitual usada para confirmar el funcionamiento de los datos robados de una tarjeta. Ayer me informaban que había habido un nuevo intento de fraude, esta vez por valor de 1000 Euros en un restaurante italiano.

Para que nos entendamos: La tarjeta obra todavía en mi poder, son sus identificadores (número, fecha de caducidad, CVV...) los que aparentemente forman parte ya del dominio público. Este informe del Honeynet Project describe el modus operandi del mercado negro de datos de tarjetas de crédito en Internet.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No si ya verás, al final tendremos que ir como los antiguos, con la bolsa de monedas al cinto y pagar en reales de vellón y que el comerciante los pruebe con los dientes, por si son falsos.
Ya me veo a las mujeres con la faltriquera bajo la ropa y sacándola para pagar los modelitos de la boutique.
Ahora que me había acostumbrado a pagar con la tarjeta hasta el cafetito de media mañana...!
En fin que lo que ya dije: La vida es pendular...
Saludetes.
Luis Nava (Padre)