viernes, junio 10, 2005

Babelfish

Esta semana he terminado de leer “The Bilingual Family, A Handbook for Parents” (“La Familia Bilingüe, Un Manual para Padres”) después de que Uli hubiera hecho otro tanto. ¡Qué alivio saber que existen términos precisos para todos los fenómenos del maremágnum babélico que rige esta casa! Se siente uno acto seguido mucho más tranquilo.

En general, cuando Uli y yo dialogamos, ella habla en alemán y yo en español (la gente en el metro siempre nos ha mirado algo raro; una vez incluso nos interrumpió un joven interesándose por los detalles de nuestra relación). Sin embargo, algunas veces me paso de un idioma al otro, introduciendo palabras alemanas en el resto del discurso castellano. Esto es el llamado “code switching” (cambio de código).

El caso más sencillo -y razonable- ocurre cuando utilizo topónimos (“Frankfurt” en vez de “Fráncfort”), nombres de calles (“Unter den Linden”), lugares públicos (“Hauptbahnhof” en lugar de “la estación central”) o edificios ("alte Oper" en vez de “la vieja ópera”), líneas de tranvía (“S5” pronunciado en alemán), programas de televisión (“Wer wird Millionär?”), etc.

El principio de la economía lingüística me lleva también a pronunciar en alemán palabras que tendrían una traducción farragosa. Si es un sustantivo, lo inserto en la oración española sin declinación y con el artículo alemán traducido al español respetando el género original, por ejemplo “el Betriebsrat” (comité de empresa).

También cambio de código con conceptos con los que me he familiarizado en Alemania, generalmente bastante especializados. Como nunca he tenido que cuidar mi césped o visitar a una comadrona en España, que nadie me pregunte cómo se traducen Vertikutierer o Dottersack.

En otra categoría están las palabras alemanas que me gustan, que encuentro más precisas o simplemente más cómicas, y que por eso se me escapan: hoy ha sido por ejemplo “nachplappern” (repetir como un papagayo). Hablando de repetir: Cuando cito en estilo directo a alguien que habla en alemán, también lo hago en ese idioma (“..y Holger me dijo: ‘Der Film wird Dir gefallen’”). Esto ocurre a menudo cuando le cuento a Uli cosas del trabajo.

Un hecho interesante, que también he observado en mi persona y que es conocido por los expertos como “triggering” (disparo, desencadenamiento), ocurre cuando tras un préstamo lingüístico el hablante cambia inconscientemente al segundo idioma, p. ej. “..he comido Bratwurst und danach einen Kaffee getrunken”. “Bratwurst” es el préstamo aislado, el nombre de la salchicha. El cambio completo al segundo idioma se observa porque la gramática tras la conjunción “und” ya no respeta las normas del español (verbo al final).

Cuando estoy en el trabajo, evidentemente comunico en alemán con los compañeros. Sin embargo hay dos cosas que sólo sé hacer bien en castellano: contar y maldecir.

Recíprocamente, Uli es más conservadora que yo en su lenguaje. Lo único que se le ha escapado hoy en español ha sido “bebé” y “payaso”. No, con el último no se refería a mí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Vertikutierer? Es que no puedes decir "Rasenmäher" como todo el mundo? (Cortacéspedes para nuestros teleespectadores desde Espanya).
En cuanto al Dottersack... macho, nunca has oído hablar de la placenta? :-P

Marcos dijo...

Cortacésped = Rasenmäher
Placenta = Mutterkuchen

0 de 2, siga intentando, hay miles de regalos en las tapas de Yoplait.

Anónimo dijo...

Bueno, ya estamos con el fascismo linguístico... :-P

En el primer link hay fotos de cortacéspedes (o por lo menos es lo que parecen a mis ojos sin entrenar). Si se trata de un cortacéspedes especial, podrías explicarte mejor.

Y en el segundo link yo veo fotos de embriones completos. Sospecho que Dottersack es "saco amniótico", pero en las fotos están los fetos con saco, placenta y cordón umbilical, así es que es difícil saber a qué te refieres

A todo esto... "Mutterkuchen" - BLEARGH!! :-O
Para nuestros televidentes espanyoles, la traducción literal sería "pastel de madre". Creo que me va a sentar mal el cordon bleu que he comido...

_-_-_-_-_ dijo...

Es preocupante que digas que un joven te preguntó en el metro. Un joven....¡manda huevos!

Por otro lado veo tu senectud (me puedo estar equivocando perfectamente) intensificada cuando haces referencias a Yoplait que, por lo menos en España, hace años que no existe. No puedo decir que es lo mismo que mencionar a la mirinda porque sé que los germanos la mantienen con vida.

Por otro lado, me ha hecho mucha gracia este post. Me he descojonado. Lo que más gracioso me ha resultado ha sido lo que los exabruptos. Debe ser algo enraizado en las bases de la mente, en el principio del código, digamos. Y es que aún recuerdo ir por el parque de Bolögne en Gävle con una estudiante e ir hablando en perfecto inglés. Era de noche y cruzando un puente salió de la nada un pato volando y graznando. Yo cambié el código de golpe y solté un castizo '¡coñññó!' La estudiante quedó maravillada por el cambió de registro, pero Yo sigo creyendo que no tiene mérito, pues no fue más que un salto al principio del código...

También me ha hecho mucha gracia aquello de Holger me dijo: ‘Der Film wird Dir gefallen’. Esto vendría a ser como el cambio de registro (en cierto modo) que se produce en los musicales, cuando alguien dice, por ejemplo:

Y Yo le dije con una sonrisa de par en par: "Hey, mira hacia arriba, disfruta las cosas buenas que tiene la vida....la la la..."
Freaky, freaky, freaky...

Au!

Marcos dijo...

Con un "joven" me refería a un adolescente.

Sí, bueno, lo de Yoplait lo tenía presente; ha sido simplemente un flash de nostalgia.